3 Απριλίου 2013

Impresiones del Foro Social Mundial de Túnez, 26 a 30 marzo 2013

La primera impresión de Túnez es de una típica ciudad colonial con una arquitectura moderna y grandes calles comerciales que conducen a callejones oscuros donde progresivamente los desgastados edificios coloniales dan paso a la arquitectura tradicional, a un laberinto de callejuelas estrechas y casas bajas herméticamente aisladas de las calles pero abiertas hacía vívidos patios, como es común en los países musulmanes. De vuelta al centro, cuadras enteras de la ciudad, donde se encuentran embajadas y ministerios, están aislados con barreras de alambre de púas y guardias armados hasta los dientes, un vivo recuerdo de que esta ciudad ha sido recientemente escenario de grandes conflictos.
La medina (ciudad vieja) es un viaje a la vida económica de la ciudad, cuando uno consigue escapar de las tiendas de artesanía y regalos dirigidos a los turistas, llega a las tiendas que venden copias: pantalones, gafas de sol, sombreros, relojes con las anheladas marcas del capitalismo global, hechos en China para aquellos consumidores de segunda clase que desean sentir el poder mágico de los símbolos del consumismo, pero no tienen los ingresos necesarios para adquirirlos. A continuación, tiendas de artesanos y vendedores de todo tipo de productos y alimentos, y después bazares laberínticos, con puestos de cosas de segunda mano: ropa, zapatos, artículos para el hogar. Y, por último, los talleres de artesanos donde se puede reparar cualquier cosa que esté desgastada o rota, desde televisores y zapatos hasta muebles y ropa. Una interesante mezcla de consumismo occidental y la "cultura de reparación" que existe en países como la India, donde no existe el concepto "usar y tirar", sino las cosas se reparan, se usan y se vuelven a reparar.

Primavera Árabe

Los activistas árabes hablan con amargura sobre de las "revoluciones traicionadas" de 2011. En Egipto, el levantamiento popular fue una expresión muy autentica del descontento de la gente con la extrema desigualdad social, la represión, el conservadurismo. La revolución se caracterizó por intensa lucha de clases, huelgas, confrontación con el régimen y la autogestión ejemplar de la vida cotidiana con la plaza Tahrir como epicentro. Los islamistas de los "Hermanos Musulmanes" se unieron a los manifestantes de la plaza Tahrir mucho después, cuando estaban ya seguros de que la protesta tenía apoyo popular y duración, y que no se comprometía su posición sistémica por su participación. A través de su poder de movilización y financiación como partido político, lograron conducir la protesta hacía asuntos religiosos y dejar al margen a los manifestantes iniciales, quienes tenían  serias demandas políticas y sociales. Con las elecciones, y con la complicidad del ejército que tomó el poder después de la caída de Mubarak, los islamistas llegaron a conquistar el poder estatal. Inmediatamente comenzaron la falsificación de la historia de la rebelión y la persecución de los militantes más radicales. Estos últimos respondieron con iniciativas de autogestión en los barrios y las comunidades, con la creación de asambleas de barrio y de redes de distribución de alimentos y energía. En algunas áreas, como Port Said, los  nuevos conflictos dieron lugar a breves pero extensos experimentos de autogestión después del abandono de la ciudad por las autoridades. Una parte de los manifestantes de Tahrir se volcó al juego electoral, con la creación de un frente de grupos y partidos de izquierda denominado "Alianza Socialista Popular",  donde, según algunos participantes, conviven armoniosamente desde anarquistas hasta estalinistas.
Por desgracia, muchas de las asambleas de barrio pasaron a ser controladas por miembros de los "Hermanos Musulmanes", por lo que se volvieron hacía demandas islamistas y conservadores y poco a poco fueron disueltas o incorporadas en las estructuras del partido en el poder. La revolución, sin embargo, permanece viva, ya que Egipto está casi en un estado de guerra civil de baja intensidad, con el gobierno islamista y sus aliados Salafistas (violentos fascistas musulmanes) por un lado, y una multitud de organizaciones, asambleas, partidos e individuos con auténticas demandas sociales y políticas por el otro. A pesar del enorme derrame de sangre, las luchas del pueblo y de los trabajadores han conocido grandes derrotas, ya que Egipto está atrapado en las garras del FMI, e igual que en Grecia, un ataque frontal a los derechos políticos, sociales y laborales es el requisito previo para la aprobación de los préstamos.
En Túnez, la historia es similar, con el detalle añadido de que el líder del "Frente Popular", una coalición electoral de grupos izquierdistas que surgió de la revolución de 2011, fue asesinado con un disparo en la cabeza hace un mes, probablemente por los mercenarios del gobernante partido islamista.

El decimotercero Foro Social Mundial

El Foro tiene lugar en el enorme campus de la Universidad de Túnez, durante tres días con 100 eventos paralelos en cualquier momento, 1100 en total, organizados de manera completamente descentralizada por una serie de organizaciones de todo el mundo. Armados con un programa de tamaño de periódico y un mapa mal dibujado, los 60.000 participantes a menudo tienen que caminar hasta media hora para ir de un evento a otro, siempre corriendo el riesgo de no encontrarlo. Por el camino cruzan una fiesta interminable con puestos de cientos de organizaciones y tiendas que venden artesanías, souvenirs, libros y alimentos. Parte del festival son también unas "asambleas" masivas sin contenido específico, pero que ofrecen mucho espectáculo. En una de ellas, algunos marroquíes nacionalistas subieron al escenario para atacar a unos habitantes del Sáhara Occidental, que lucha por su independencia de Marruecos. Las contradicciones del Foro son obvias, ya que no hay ninguna coherencia entre los movimientos que participan. Comunidades en defensa de sus tierras y de sus sistemas de gobierno locales tuvieron sus reuniones al lado de las de organizaciones que promueven la participación de las mujeres en los gobiernos de los países árabes. Movimientos de cooperativismo radical, y de autosuficiencia de la comunidad coexisten con movimientos que piden más puestos de trabajo para los graduados universitarios. El Foro Social Mundial es tan grande que la experiencia de cada uno de los participantes es completamente diferente, y no se puede tener una visión completa y global de los acontecimientos. Los más concentrados y productivos de los asistentes pueden participar en un máximo de 10 de los 1100 eventos. Esto significa que cada cual asiste en lo que más le interesa, y, finalmente, todos se van contentos. No existen espacios donde las opiniones y puntos de vista opuestos puedan encontrarse y entrar en debate.

La resistencia global

Por lo tanto, dentro de los estrechos límites de "mi propio" Foro, el mensaje más esperanzador vino de las reuniones del movimiento internacional contra el "extractivismo" (la conversión desatinada de la naturaleza en mercancía en detrimento del medio ambiente y las comunidades locales) y las minas. La misma historia se repite en cientos de rincones del planeta: Una mina se crea con la complicidad de los políticos locales, una parte de la población se tienta por la promesa de trabajo, pero la mayoría lucha por lo que es obvio, por proteger la tierra y el agua para sus hijos. El mensaje fue optimista porque toda la gente que habló, desde finlandeses a sudafricanos y desde venezolanos a indios, hizo hincapié en que el problema no es ecológico de una manera abstracta, sino político: ¿A quién le pertenece la tierra? ¿Quién tiene el derecho a tomar decisiones que afectan a la comunidad y a las generaciones futuras? Parece que estos conflictos logran crear identidades de lucha que consiguen a gran medida vincular la resistencia a los planes del capitalismo mundial con la lucha de las comunidades locales por la libre determinación política.
De estas reuniones surgieron muchas decisiones de organizar acciones conjuntas, de estrechar las relaciones entre movimientos,  de trabajar más con los sindicatos, pero también de establecer una red más estable que conduzca a una "cartografía" de los conflictos y las luchas contra los proyectos mineros. En los pasillos fuera de las aulas se hicieron muchos contactos que pueden ayudar en la creación de redes y en la visibilización internacional de las luchas locales.
En cuanto a las reuniones del movimiento internacional para la defensa del agua, las conclusiones son similares. El movimiento en la actualidad trabaja en dos ejes: en primer lugar, trabaja para que las Naciones Unidas reconozcan el acceso al agua como derecho humano (enfoque basado en derechos) y para generar presión a los Estados-nación desde arriba, y en segundo lugar, trabaja para reforzar la gestión local de los recursos hídricos y los servicios de agua (enfoque basado en los bienes comunes) donde los propios usuarios toman el control de este bien social. Por tanto, la barrera a la privatización no es ya el Estado (el cual, por su estrecha relación con el capital internacional esta reducido a brazo ejecutor de decisiones que se toman a puerta cerrada), sino la comunidad local, a través de instituciones que permitan la participación y la proximidad (comunidades locales, municipios, cooperativas, etc.) Esto está codificado en el lenguaje del movimiento internacional como "la democracia del agua."
Esta edición del Foro se enriqueció con la multitud de movimientos que en 2011 ocupó las plazas en muchos países. La plataforma Global Square es un intento de construcción de red y de acción conjunta de parte de estos movimientos, con sus miembros más activos provenientes de España, Gran Bretaña y Estados Unidos. Para alojar sus eventos durante el Foro eligieron la sombra de un árbol grande, y consiguieron reunir a decenas de participantes. Estos eventos tuvieron la misma diversidad, y también la falta de dirección y cohesión, que caracterizó las plazas originales en 2011, pero es imposible quedarse indiferente frente a su entusiasmo y frescura, así como a su disposición de incluir a todos en la discusión, de sintetizar puntos de vista y de crear un clima de confianza y optimismo. Todos conocían muy bien la lucha de Vio.Me. y querían saber más detalles y noticias.

El futuro del Foro

La penetración de partidos y empresas en el Foro Social Mundial no es algo nuevo, sin embargo no deja de ser una reunión muy importante para los movimientos y organizaciones militantes de base, especialmente los del Sur Global. La penetración de las empresas no supone concesiones en términos de contenido, ya que en general se pone mucho esfuerzo por desconstruir el discurso dominante del capitalismo: el extractivismo, el “desarrollo verde”, la deuda, la guerra, la privatización y los cercamientos, etc.
Una parte del Foro Social fue patrocinada por el gobierno brasileño “de izquierdas" y la industria nacional petrolera Petrobras. El Foro Social Mundial sigue teniendo lugar cada segundo año en Porto Alegre, donde comenzó bajo los auspicios del Partido dos Trabalhadores, en el poder desde hace una década. Sin embargo, en los eventos sobre el tema de "extractivismo", el gobierno brasileño y Petrobras están sujetos a fuertes críticas de parte de los movimientos locales en contra de los grandes proyectos de infraestructuras. Al igual que en muchos otros movimientos de América Latina, la financiación de los movimientos de Brasil con el dinero del "enemigo" causa fricción: Hay quienes dicen que hay cortar cualquier relación con el gobierno, con el riesgo, por supuesto, de tener que restringir la actividad de los movimientos, y también hay los que contestan que este dinero fue producido por los propios trabajadores a través de su trabajo y de sus impuestos y por tanto les pertenece.
Criticar el Foro Mundial no es algo original, todo el mundo lo hace. Las (por los menos) dos reuniones organizadas para criticar el proceso y explorar su futuro estaban abarrotadas y los participantes compitieron por lanzar la crítica más radical y profunda. Independientemente, unos 40 anarquistas de Tunez ocuparon un edificio dentro del campus y organizaron allá la resistencia al Foro (que no ha conseguido tener la forma de anti-Foro, es decir, albergar encuentros y debates, y se limitó a las consignas), y también hicieron una marcha dentro del recinto del Foro con banderas rojinegras gritando “Forum mundial, forum capital!”. Lo interesante es que la mayoría de la gente estaba de acuerdo con ellos y los vitoreaba.
El Foro Social Mundial, sin duda podría tener menos patrocinadores, y también podría evitar  ser utilizado para lavar la cara de gobiernos "progresistas". Sin embargo es un proceso muy descentralizado e inclusivo en el cual ninguna organización puede tener un control total. Esto probablemente tiene sus desventajas, como lo demuestra la presencia de organizaciones islamistas y nacionalistas árabes en el Foro de este año.
La riqueza del Foro reside en el intercambio de experiencias, de análisis y de información entre activistas que luchan contra el ataque capitalista en varios lugares del mundo. Esta interacción, que acontece más en los “pasillos” del Foro que en sus aulas—ya que debido a las limitaciones lingüísticas y temporales la mayoría de los eventos acaban siendo descriptivos y no permiten debate y reflexión- muy a menudo conduce a la construcción de red y a la coordinación de actividades entre movimientos geográficamente distantes, que sin embargo luchan contra un enemigo común. Es una poderosa experiencia para los participantes y requiere concentración y resiliencia. Como dijo un activista joven tunecino en una de las reuniones de crítica al Foro, "quizás queda mucho por mejorar en el proceso, pero yo definitivamente no soy el mismo que era hace 3 días."

Theodoros Karyotis
Abril 2013